Pellegrini y su dulce revancha

En plena tormenta blanca asoma por el Santiago Bernabéu el antecesor de José Mourinho, Manuel Pellegrini, el entrenador tranquilo. Un señor del banquillo que nunca llegó a contar con la plena confianza del madridismo, y en especial de su presidente. El chileno ha agradecido reiteradamente el compromiso mostrado aquella temporada por una plantilla que murió con la idea del Ingeniero a pesar de que éste se sabía sentenciado muchos meses antes del final del campeonato. Pellegrini dejó de sentirse respaldado demasiado pronto. Los descalabros ante el Alcorcón en Copa y con el Olympique de Lyon en Champions precipitaron la salida por la puerta de atrás del Bernabéu del hoy técnico del Málaga. Sus 96 imponentes puntos en la Liga no fueron suficientes.

Su Real Madrid disputó el título hasta el último partido. Convivió con el mejor Barcelona jamás construido y le exigió hasta el suspiro final. Pero el club decidió que la apuesta por el Ingeniero era equivocada. Y apuntó a Mourinho, quien pocos meses después menospreció con muy mal gusto su decisión de entrenar al Málaga. Ayer fue más disimulado a la hora de sugerirle como un técnico manejable. Hoy, el Real Madrid, Pellegrini y Mourinho vuelven a encontrarse en el camino. El técnico chileno y su equipo tienen la posibilidad de poner la guinda a una temporada para enmarcar, precipitar el alirón del eterno rival blanco y cobrarse una discreta (sus exquisitos modales no le permitirán un solo gesto descortés) pero muy dulce revancha.