Crónica de una muerte anunciada

El roto que el Bayern le ha hecho al Barcelona nos ha dejado a todos absolutamente abrumados y quizás no debería ser así. Hace rato que el conjunto azulgrana presenta la sintomatología propia de los equipos que se acercan al final de su trayecto. No para desaparecer. Ni para quemarlo todo. Sino para renovarse. No dio la talla habitual el Barça en prácticamente ninguno de los partidos grandes que ha disputado esta temporada: se ha visto superado por el Madrid en el cuerpo a cuerpo, desde que se sortearon los octavos de la Champions solo ganó un encuentro y ahí, en Europa, da la sensación de que llevaba dos eliminatorias de más.

El fogonazo ante el Milán (4-0) enmascaró la realidad de San Siro: que el peor Milán en años le pintó la cara. Y luego, ante el PSG, solo la intervención divina de un Messi a la pata coja evitó el desastre en los cuartos. El Barça debe reflexionar. Y hacer autocrítica urgentemente. Preguntarse por qué ante el Bayern ya le valía el resultado del día anterior en el Bernabéu. Y sí, ganará la Liga. Merecidamente, además, puesto que ha sido el único equipo que la perseguido con suficiente fe. Pero debe preguntarse también el Barcelona qué habría pasado si el Madrid no se hubiera tirado del barco en diciembre.