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El Madrid hizo lo que se le pidió

Dice uno de los jugadores legendarios del Barcelona que, si el Camp Nou gritara y cantara como ocurre cada fin de semana en los campos británicos, ganaría todos los partidos. Si el Madrid jugara como lo hizo ayer también vencería siempre. Si el Bernabéu pensara que cada partido es el penúltimo, nadie tosería a los blancos. Si si En inglés decimos que si los 'si' y los 'pero' fueran peniques, habría muchos millonarios. El Camp Nou no hace más ruido porque está lleno de catalanes que sienten más suyo el seny (sensatez) que el ruido, y los éxitos han caído también con el mutismo del estadio. El Madrid no juega habitualmente con la mezcla de intensidad y combinación de ayer, escogiendo cuándo buscar la línea recta y cuándo irse por los cerros de Úbeda, porque normalmente no lo necesita. Ni el Bernabéu se rebela ante el destino a toda voz porque tampoco es necesario.

El partido de ayer fue una bonita demostración de maximización de potencial blanco, que es lo que hay que exigir a un equipo. Pese a los balones perdidos en el centro del campo, pese a las ocasiones marradas, pese al exceso de aceleración, pese a la falta de balones robados donde duele, en el inicio de la construcción del contrario, el Madrid hizo lo que se le pidió. Cristiano, que no mostró su mejor versión escaso de espacios y quizá tocado, golpeó el césped frustrado al final por su propio partido y por lo cerca que estuvo todo. Pero es que el Borussia Dortmund fue simplemente mejor en 180 minutos.