El dopaje sale impune

Ya hay sentencia de la Operación Puerto. Sentencia ajustada a un delito contra la salud pública. Parece proporcionada a los hechos que se juzgaban. Al fin y al cabo Eufemiano Fuentes no ponía en peligro la salud de la ciudadanía, sino que utilizaba métodos poco recomendables con sus pacientes. Pacientes concretos, con nombres y apellidos, que acudían a él voluntariamente e incluso le pagaban por sus servicios. No hay, pues, que darle más vueltas. Labarta ha sufrido también los efectos de la sentencia, mientras Yolanda Fuentes, Manuel Saiz e Ignacio Labarta salen absueltos, aunque desde luego estaban al tanto de los hechos. Punto final. Pero ahora viene lo del dopaje: no se juzgaba, pero sigue siendo un escándalo.

En la sentencia ha quedado demostrado que dopaje había para dar y tomar. La trama estaba perfectamente organizada para servir a cientos de clientes. Todo eso ya se sabía. Ahí están las bolsas. O estaban, porque la intención de la jueza es destruirlas. Va a ser horrible. Si a partir de la Operación Puerto queríamos recuperar la credibilidad, ésta se nos va a venir abajo. Se destruirán las bolsas para preservar la intimidad de los pacientes. ¿Y quienes fueron sancionados, como Valverde, en base a ellas? Me temo que vamos a crear un problema donde no lo había. O nuestra Agencia Antidopaje comienza a actuar como un perro de presa, como promete su directora, Ana Muñoz, o lo del paraíso del dopaje va a seguir siendo verdad.