El pasado dice que hay esperanza
Los alemanes de toda la vida, a los que temimos, admiramos y criticamos por su arrogancia, regresan del pasado, echando al arcén a la Premier, a los jeques y casi a nosotros, hasta hace una semana centro de este universo. Después de sanear sus finanzas y de reconstruir su cantera (la cosecha de 2009 que ganó la Eurocopa Sub-21 ya es gran reserva) se levantan como el muro que siempre fueron. Un muro que el Madrid intentará echar abajo en circunstancias extremas pero con bazas a su favor.
La primera, Cristiano, cuyo tamaño excede en mucho a cualquier futbolista del Borussia, Lewandowski incluido. Pero es que además Özil y Khedira pesan más en la Mannschaft que compañeros de generación como Hummels y Schmelzer. Y luego está el Bernabéu. "Ya sobrevivimos allí", presumió Gündogan. Pero aquello no era a vida o muerte. Y a vida o muerte el escenario intimida de verdad. Aquellos Bayern de cemento armado, pluricampeones europeos, se ablandaron o padecieron. Y no sé si este joven Borussia tiene esa fortaleza de ánimo. El Madrid espera que no.