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El título que quiere el Wigan y una inverosímil historia sobre Cesc

El verdadero título. Dice Roberto Martínez que la temporada sólo se puede considerar un éxito si el Wigan mantiene la categoría. ¿En serio? ¿Si ganan la Copa ante el City, su primer título, no se puede hablar de buen año? En realidad, la Copa, el torneo más antiguo del mundo, se ha convertido en una distracción y una baratija. Ganarla proporciona cuatro millones. Permanecer en la liga, al menos 46. El nuevo acuerdo televisivo incrementa hasta un 70% los ingresos de los clubes ingleses a partir de la temporada que viene. El Wigan, a cinco puntos del Aston Villa y la salvación, podría jugarse su futuro en el último partido con sus rivales de Birmingham: el título verdadero es el noveno año consecutivo en la Premier.

Movimientos. Ya se empiezan a mover los banquillos. Tras la peor derrota del Newcastle en casa en 87 años de historia ante el Liverpool (0-6), con un Coutinho imperial, nadie confía en la continuidad de Pardew, cuya personalidad distante no le ha permitido hacer muchos amigos en una ciudad con una pasión extrema por el fútbol. Se habla de Benítez. La idea del español es continuar en la Premier, pero antes quiere conseguir el objetivo fijado por los directivos del Chelsea: el tercer puesto (nadie le pidió un título de copa, pero si puede se irá de Stamford Bridge con la Europa League).

¿Vuelve Cesc? Se repite en algunos de esos despachos donde se deciden cosas en la Premier un rumor que ha llegado con fuerza a Inglaterra: el Barça quiere vender a Cesc. Nadie se lo acaba de creer, pero esa inverosímil historia ha llegado a los diarios, que se están llenando de sugerencias: que si podría volver al Arsenal, que si el Bayern se lo llevaría, que si no está contento en el Barça. Lo único cierto es que Cesc vino al Barça porque era su casa y porque le insistió Guardiola. Sigue su proceso de adaptación porque el equipo parece estar en transición: fue titular al inicio de Liga y no lo es ahora en los partidos grandes, lo cual extraña. Lo demás, pura especulación.

Lo que hace ganar. Hace unas semanas se hablaba de la filiación política de Di Canio. Al Sunderland, una ciudad obrera de marcado signo izquierdista, le pilló por sorpresa la reacción furibunda de la prensa, que nunca pierde la ocasión de subirse al pedestal del buen pensador. Pero empezó a ganar, incluso en el derbi ante el Newcastle, sacó al equipo de la situación peligrosa y ahora se dicen otras cosas: como que aprendió inglés con una máquina de karaoke y Oasis y Manic Street Preachers. Si ganas, casi todo vale, al parecer.