A la espera del mejor Nadal

La cuidadísima planificación de la temporada de Nadal está dando resultados. Después de siete meses sin jugar a la espera de la total recuperación de su rodilla, no podía dar un solo paso atrás. Todos tenían que ser progresivos para que su confianza también fuera en aumento. Por eso no reapareció en Doha, ni jugó en Australia y descansó después de ganar en Indian Wells. Los torneos han sido muy bien elegidos. Ha disputado seis en tres meses, de los cuales ha ganado Sao Paulo, Acapulco, Indian Wells y ayer Barcelona. En los otros dos (Viña del Mar y Montecarlo) llegó a la final. Seis torneos, seis finales. La cosa marcha. Va recuperando su nivel y, a excepción de Djokovic, ha ganado a cuantos top-10 se ha enfrentado.

Queda Nadal para rato, y aunque los seis torneos, seis finales, no sean ningún récord -Federer hizo once de once en 2005, y Djokovic, siete de siete en 2011- le volveremos a ver alzar muchos y grandes torneos. Quizá no tantos como quisiéramos, porque a un mes de cumplir los 26 años no cabe esperar que Nadal se supere a sí mismo, pero sí que recupere su mejor versión. Esto ya sería suficiente, porque su nivel es tan alto que con sólo mantenerlo seguiría haciendo historia. Ayer dio un paso más. Van ocho Godós, un torneo donde no se vislumbra ningún jugador capaz de ganarle. Con Ferrer mantiene un parcial de 17-4; con Almagro, de 10-0; con Raonic, nuestro verdugo en la Davis, de 3-0... Nadal es un tenista fuera de categoría.