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Del suplentes por algo al suplentes para algo

Esos casi catorce años en los que el Atlético no se ha echado a la boca al Madrid son la única mecha que prende este derbi, molestia para el visitante, oportunidad para el anfitrión. Mourinho ha dejado cuatro titulares fuera de la lista de posibles y seis más apuntan al banquillo. "Los suplentes del Madrid también ganarían la Liga", dijo Pepe Mel la semana pasada antes de enfrentarse a ellos exagerando la nota para ser educado y para curarse en salud de lo que vino después. Pues esos suplentes, menos Casillas, naturalmente, defienden hoy la racha insólita del Madrid frente al Atlético, munición blanca para desacreditar, con un punto de mofa, a un vecino venido a menos. No hay reproches por un once devaluado. Al Madrid le coge el derbi mirando al Borussia y un 85% de los internautas consultados por AS aplaude que Mou lo reserve todo. Tampoco hay daños colaterales. El desenlace del choque no perjudica a terceros, sólo al que lo pierda, y tendrá efectos poco prácticos.

Pero al fútbol se juega para una hinchada y ahí sí se le saca punta al derbi. Ganar le ahorra al atlético escuchar hasta el dolor de oídos la campanada número 14 (y las que puedan seguir) y poder acabar por delante del Madrid en la Liga, algo que no ha sucedido desde la temporada del doblete (1995-96). Perder o empatar endurece su condena. Duele no poder con los titulares, mata caer ante los suplentes. Por ahí tiene más que perder el Atlético, pero también para el Madrid existe un efecto anímico en el choque difícil de medir. Una victoria en el Calderón reafirma su banquillo y a su cantera y evita que nada se interponga entre él y el Barça, el único ante el que, excepcionalmente, tiene permitido ceder. Y caer estrepitosamente puede enfriar en el supermartes que viene el entusiasmo de la grada, reclutada para el bien mayor de la clasificación pero, al fin y al cabo, desilusionada por el juego del equipo en Dortmund.  Conviene, pues, que los suplentes por algo sean suplentes para algo.