La excelencia según Tarrés
Anna Tarrés ha escrito un libro: Cuando ser la mejor no es suficiente. No busquemos morbo en sus respuestas a las acusaciones. No añaden nada nuevo. Son, en cualquier caso, miserias al lado del mundo que nos descubre. Sabíamos que la sincro es dura, pero no hasta el extremo de las contundentes frases, dirigidas a conseguir el objetivo, que decía a sus nadadoras ante la competición: "No os dejéis arrastrar por el cansancio, estáis entrenadas para tolerar la fatiga. Máxima energía desde el principio, la memoria muscular os ayudará a ser fuertes hasta el final". Escribe que en los entrenamientos las agujetas llegan al alma, que entrenar la coreografía al 70% no tiene sentido, se hace al mismo nivel de competición, al máximo, o no se hace. Y se hace.
Con esta exigencia hemos pasado de no existir a ser la segunda potencia. A través de la excelencia que llega al extremo de cómo influyen en las notas hasta la posición de los dedos de las manos. "Expandid el mayor y el corazón, con energía", repetía Flora Albaicín cuando colaboró en la coreografía de Zapateado. Tarrés nunca trabajó sola. Es otra sorpresa. En el libro, Tarrés convierte a 85 personas más en protagonistas del éxito. Incluso los guionistas. Coreografía de África: "Escena uno: situar al espectador en la selva. Voces africanas que dan la bienvenida. Acrobacia como si fuera la aparición de un dios. Misterio. Un barco, monos. Escena dos: mujeres lavando en el río...)". ¿Y todo esto lo ha conseguido poner Tarrés sobre el agua y desde la nada? Pues es única.