Mou superó sus crisis de fe con Özil

Özil es jugador de momentos. Así lo ven el público y Mourinho, que ha tenido sus crisis de fe con él. En tres partidos de esta Liga le quitó en el descanso (ante Betis y Sevilla fuera, con derrotas blancas, y ante el Depor en casa, con goleada final del Madrid la tarde en que Sergio Ramos se puso su camiseta como muestra solidaria con el ángel caído). Hablamos de cambios que sonaron a imputaciones, pero Özil fue el mediapunta en los partidos de la verdad, como el de esta noche. Al final, acabó ganando el sprint llegando desde atrás, porque no hay que olvidar que Kaká es más mediático y Modric más moderno en un negocio que vive de las estrellas y de la constante renovación.

Futbolista de elegancia clásica, zurda impecable y algunos gestos del mejor Cruyff, aún tiene pendiente encadenar varias tandas de muletazos y completar una faena larga. Quizá no lo veamos nunca. Quizá miremos demasiado a Cristiano, que siempre anda entre el muy bien y el excelente. Quizá el Bernabéu sea más permeable al sudor y a la entrega que al talento esporádico. Quizá le falte el encanto y el verbo que tanto ayuda a otros. En cualquier caso, llega a la cita en máximos, fresco física y mentalmente. Y estos partidos de gran tamaño ayudan a atraerse al público. Bien lo sabe Fernando Redondo...