REAL MADRID | LA INTRAHISTORIA

Adiós a hombros de Juanito

La afición blanca le veía como el Pirri alemán.

Tomás Roncero
Nació en Villarrubia de los Ojos en 1965. Subdirector de AS, colaborador del Carrusel y El Larguero y tertuliano de El Chiringuito. Cubrió los Juegos de Barcelona 92 y Atlanta 96, y los Mundiales de Italia 90, EE UU 94 y Francia 98. Autor de cuatro libros: Quinta del Buitre, El Gran Partido, Hala Madrid y Eso no estaba en mi libro del Real Madrid.
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En 1977, Stielike llegó al Madrid como el desconocido que en realidad era. Santiago Bernabéu lo asumía cuando le fichó personalmente en Alemania: "¿Quién es ese del bigote que tiene tan mala leche?".

Pasados ocho años, era un ídolo para el madridismo, que lo veía como el Pirri alemán. Todoterreno, luchador infatigable y líder en el campo y fuera de él. Arrancó la ovación de San Mamés con un gol de volea que aún recuerdan en Bilbao. El Bernabéu se entregó a su poderío en una remontada ante el Betis en 1981. De 0-2 se pasó a 4-2 con dos goles suyos, cargados de bravura. Estuvo en las remontadas de la primera Copa de la UEFA. Ramón Mendoza llegó en 1985 con un proyecto nuevo (Hugo, Maceda y Gordillo) y le echó. Se despidió en una final de Copa de la Liga ante el Atleti. Ganó el Madrid 2-0 y el equipo improvisó un homenaje, con Juanito levantándole a hombros. Ni se hablaban desde la final de la Recopa del 83 con el Aberdeen. Un año después, Juan le escupió cuando vino con el Neuchatel...

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