La historia de Ángel, las quejas de Mancini y las claves de Ferguson
Historias de fútbol. En un reciente evento en el estadio del Swansea, el lateral Ángel Rangel contó una de esas historias de las que el fútbol está lleno y que recuerdan lo juguetón que es el destino. A los 20 años estaba sin equipo y sin ofertas. Pensaba en jugar en cualquier lado, en Preferente incluso, y compaginar el fútbol con los estudios. Después de varias carambolas, surgió la posibilidad del Sant Andreu y más tarde el Terrassa de Tito Vilanova y Jordi Roura. Un ojeador vino a ver al delantero centro del equipo y quedó prendado con el lateral. Y luego surgió el Swansea de Roberto Martínez. Este año ha ganado su primer título.
Las críticas de Mancini. Roberto Mancini ha criticado al antiguo director deportivo del Manchester City por no ficharle jugadores este verano. Sintió que iba a faltar competencia, que el equipo podía dormirse, y no le hicieron caso. Hasta ahí bien, tenía razón. Acaba de cuestionar la actitud de sus jugadores en la lamentable temporada que está a punto de finalizar. Se ha defendido diciendo que es el entrenador con más títulos de los últimos años. Estadísticamente, cierto. Pero le falta algo de autocrítica: ¿qué ha hecho él? ¿Cómo ataca su equipo, cómo defiende? ¿Por qué reculan cuando marcan un gol, por qué salen al Bernabéu como si fuera un club de segunda línea? ¿Por qué los futbolistas parecen cansados del régimen, de sus métodos? Los dueños del City quieren escuchar a Txiki Begiristain y a Mancini en mayo para tomar decisiones.
Las claves de Ferguson. Alex Ferguson da pocas entrevistas, pero cuando habla, hay que escucharle. El escocés advierte en la revista Football24/7 que la clave para ser entrenador consiste en “estar preparado”, “saber organizar”, “no cambiar, no dejar que el fútbol te devore ni como persona ni como preparador”, “nunca dudar si hay que cambiar la plantilla: la nueva sangre mantiene la competitividad” y “tener suerte cuando se empieza”. Cuando se llega a un cruce caminos (¿acepto esta oferta o no?), uno debe hacerse la siguiente pregunta: “¿he llegado a lo más alto?”. Si la respuesta es que no, hay que tomar la decisión de cambiar de aires. Liderazgo del más alto calibre. Por eso la Escuela de Negocios de Harvard le dedicó un estudio en profundidad el año pasado.