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Giovanni, su risa y su ídolo Crespo

Se ríe. Siempre y cada instante, Giovanni Simeone se ríe. Y esa risa lo describe. Lo define. El hijo del Cholo, además de ser un pibe que genera afecto, es un canterano que despierta ilusión con sus goles, que dispara elogios con su juego aéreo y que sorprende por la disciplina y la responsabilidad de un chico con una madurez mayor a la que marca su documento de identidad. Por todos estos rasgos, ya tiene pretendientes que agendaron su nombre en distintos clubes de Europa. Y River, ante la irrupción de clubes interesados, lo blindó con una cláusula de 15 millones de euros.

El escritor Eduardo Sacheri alguna vez me dijo que las comparaciones son una trampa intelectual. Y efectivamente, equiparar a Giovanni con Diego es injusto tanto para el padre como para el hijo. Y forzado: no comparten ni el puesto ni las características. Sólo la pasión por el fútbol, el compromiso por la preparación y la admiración por Zanetti. Es un lazo que excede el apellido. En alza, el mes pasado Giova entró en la lista de los ocho juveniles convocados por la AFA para ser sparring de la Albiceleste en su preparación contra Venezuela y Bolivia. Fue una experiencia que lo curtió. Compartió charlas con Messi y recibió el apoyo de jugadores de la talla de Fede Fernández, Di Santo, Ponzio y Marcos, con quienes compartió varias rondas de mates. Junto a los "pibes" Tomás Martínez y Juan Cruz Kaprof, son las joyas de las inferiores de River.

Se ríe. Giovanni se mata de la risa cuando le proyectan como un futuro Crespo. Dice que le falta "un montón" para llegar. Que está aprendiendo. Y que disfruta de ese crecimiento mientras sueña con ser algún día el Falcao del cuchillo entre los dientes...