NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Ferguson ya habla de Mourinho como futuro rival en la Premier League

Un gran Tottenham. André Villas-Boas, ajeno a rumores sobre su futuro, planea una larga estancia en el Tottenham. El presupuesto de fichajes que va a recibir dependerá de la clasificación para la Champions League. Una cosa tiene clara: quiere que Gareth Bale se quede y el club le ha prometido que no lo venderá por menos de 60 millones de euros. Y cuenta con una duda: si se vendiera, no sabe si podrá utilizar todo el dinero del traspaso para fichajes, así que mejor quedárselo. Villas-Boas, que está utilizando con excelencia una plantilla que mejoró a gasto cero al reinvertir lo que consiguió con ventas, ha hecho mejor a Bale que ya llevaba una progresión interesante desde que decidió que era más que un lateral izquierdo. El galés no forzará su salida del club consciente que podría ser el líder de un equipo en la máxima competición europea y, en dos años, con un estadio nuevo.

Mourinho vuelve a la Premier. Oído a dos entrenadores veteranos de la Premier mientras tomaban el vino postpartido tradicional: hace un par de semanas era obvio que Mourinho, pese a los rumores, no se iba al Chelsea. Eran solamente eso, rumores. Pero algo ha cambiado en los últimos quince días: Ferguson empieza a hablar de él como futuro rival, el Chelsea parece haber dejado de buscar entrenador… Y, por otro lado, otra curiosidad en la misma conversación: José —dijo uno de ellos— quería que Guardiola hubiera fichado por el Chelsea para que viera que eso de ganar en otro equipo, y especialmente en el londinense, no es nada fácil. Benítez fue una opción para la temporada que viene, dicen desde el club, hasta que en rueda de prensa decidió autodescartarse al afirmar que no iba a estar en Stamford Bridge la temporada que viene. En realidad, tampoco parecía que el club quisiera que se quedara.

Hooligans en el Millwall. Lo que se vio en las gradas del Wigan-Millwall de las semifinales de la FA Cup (enfrentamiento entre aficionados del Millwall, una minoría de chalados que decidieron pegarse entre ellos porque perdía su equipo) fue un regreso al pasado, las primeras escenas de violencia en un estadio desde que la liga inglesa se transformó a principios de los noventa en una competición más cara, más limpia, más universal. Más vigilada. Lo que ha ocurrido estos años en realidad es que la violencia se ha trasladado a otro lado, donde no se pueda controlar o vigilar. Se han producido incidentes en los últimos años en estadios sin cámaras de seguridad o tanta Policía. Sin duda, la sociedad es menos violenta que lo era en los ochenta, pero esos brotes no habían desaparecido del todo como nos querían hacer creer. El Millwall ha atraído a racistas y hooligans.