Quico no tiene de qué preocuparse
El Levante, por momentos, parecía estar capacitado como para dar más batalla ayer en el Santiago Bernabéu de la que finalmente dio. Se lleva una 'manita' de las que le escuece a todo profesional pero que no deja marca. No deja secuelas porque aún tienen los pies en el suelo y son conscientes de que esa no es su guerra. Ello no quita que el equipo de Juan Ignacio diera síntomas de poder haber hecho algo más, sobre todo porque hicieron lo más difícil, como fue adelantarse en el marcador. Fue con un gol made in Levante, un contragolpe de manual, una transición de cuatro contra tres perfecta en su elaboración y ejecución. Sin embargo la alegría les duró muy poco. Casi nada. Quizás si hubieran llegado al descanso con esa ventaja... Pero no fue así. Los silbidos que escucharon los de José Mourinho tras el gol de Míchel les hicieron despertar y con dos acelerones, uno en cada tiempo, se llevaron el partido y por goleada.
Decía Quico Catalán en la entrevista que ayer publicó AS que le "preocupa que la gente vea normal que podamos luchar por Europa cada año". Puede estar tranquilo el presidente granota porque ese cartel se lo olvidaron ayer por las calles de Madrid. Pero al Levante le restan sólo dos puntos para llegar a los 42 que dice la estadística que hacen de frontera entre la Primera y la Segunda y 24 por disputar. Y en algo tendrán que entretenerse una vez logren la salvación. En eso y en negociar con Juan Ignacio.