El fruto de un trabajo bien hecho

Que en el Campeonato del Mundo de motos haya nada menos que dos docenas de pilotos españoles no es fruto de la casualidad. Muy al contrario, se trata del resultado de un trabajo bien hecho, del que sentirnos orgullosos ahora que parece que esa famosa ‘Marca España’ no atraviesa su mejor momento. La inscripción a los grandes premios no la regalan en una tómbola, ni la dan por tener un determinado pasaporte. Se basa en una calidad, en un palmarés y en un potencial que acredita la cualificación necesaria para competir a este máximo nivel. Y los pilotos españoles son tantos y tan buenos porque de ello se han encargado la federación, los promotores, los equipos y los circuitos.

Hace ya algún tiempo, cuando yo empezaba en esto del periodismo deportivo, eran varios los países que nos sacaban vuelta al respecto. Desde Italia a Estados Unidos, pasando por Francia, Inglaterra, Alemania e incluso Australia. La situación ha cambiado por todo lo que se ha hecho desde nuestro país a base de inversión y esfuerzo: copas de promoción, circuitos más seguros, escuderías de primer nivel, patrocinadores apoyando al deporte, los aficionados entregados a la causa, la Prensa ofreciendo un seguimiento exhaustivo… Todo lo que ha flaqueado en otros países y que hoy nos permite considerarnos como la primera potencia mundial de motociclismo. Al menos en esto sí somos los mejores y yo me felicito de ello.