Siete años después de que comenzaran las primeras pesquisas sobre la Operación Puerto, el juicio oral ha quedado visto para sentencia. No esperemos veredictos ejemplares, que aquí no se ha juzgado el dopaje, pues entonces dopar no era delito. Se juzga un delito contra la salud pública y a la jueza le corresponde pronunciarse sobre si Eufemiano Fuentes actuaba como médico o se extralimitaba en sus funciones y ponía en peligro la salud de los ciclistas. Hay más acusados, pero la atención se centra en Fuentes. Manuel Saiz y Vicente Belda no sé si serán condenados, pero desde luego que ya están cumpliendo castigo, pues la Operación Puerto les dejó fuera de la circulación, y dudo mucho que vuelvan a dirigir un equipo.

Al respecto recuerdo un comentario que me hizo Juan Gutiérrez, quien descubrió el caso Manzano y sufrió el rechazo del pelotón: "Vería injusto que condenasen a Saiz. No hizo ni más ni menos que los demás directores". ¡Qué verdad es! Saiz no dopó a nadie, pero miraba a otro lado. Como todos. Aunque unos más que otros. Belda, por ejemplo. En el juicio parece haber quedado demostrado que ponía especial interés en que los ciclistas se doparan. Mas esto será materia de otro juicio, si lo hay. Así debiera ser, porque han quedado asuntos pendientes. España ha sido un paraíso del dopaje, y hemos de lavar esta imagen que ha sido probada y demostrada. Ya no son acusaciones que nos llegan desde fuera, son evidencias que nos han llenado de vergüenza.