El Zaragoza y su Sábado de Gloria

El Zaragoza, agarrado a la fe del cofrade de Manolo Jiménez, buscará frente al Madrid su particular Sábado de Gloria que anticipe su resurrección futbolística. Una resurrección que viene esperando durante más de tres meses. Desde su exhibición en San Mamés en las vísperas navideñas, no ha sido capaz de ganarle a nadie (cuatro de los últimos 33 puntos en juego) y ha visto cómo su ventaja con el descenso se ha ido diluyendo, jornada a jornada, hasta meterse de lleno en la cruenta pelea por la permanencia por cuarto ejercicio consecutivo. La de este sábado por la noche en La Romareda será la primera, y una de las dos más exigentes (en dos semanas viene el Barça), de las diez finales que le quedan al Zaragoza para mantenerse en Primera. Y debe ganar al menos cinco. Un reto notable para un equipo que sólo ha marcado cuatro goles en la segunda vuelta del campeonato y que ha perdido hasta ese carácter indomable que le había imprimido Jiménez.

Pero la salvación no entiende de rivales, ni de mayores ni de menores, y el Zaragoza, ya con Apoño, su futbolista más diferencial, se ha dado cuenta de que su tiempo de agota. Jiménez viene conviviendo desde hace dos semanas con la amenaza de su destitución y sabe que el partido de la próxima jornada en Riazor puede ser definitivo. Por eso ha preparado con especial dedicación la visita del Madrid. Nadie puede exigirle una victoria, pero sí que el equipo vuelva a competir y detenga su extravío invernal.