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Monreal, Arbeloa y el doble pivote

España recuperó en París la solidez que la hizo campeona en Johannesburgo y en Kiev. Bastó otra vez un gol. Como en los mejores tiempos. Volvimos al doble pivote, Busquets-Xabi Alonso, y tuvimos las mejores sensaciones. Precisamente sólo hemos pinchado cuando se rompió este eje. Fue en los partidos contra Francia (en el Calderón Busquets jugó de central) y frente a Finlandia (en Gijón Xabi no jugó por lesión). De modo que ya sabemos que Del Bosque tenía razón: que el doble pivote nos conviene, nos da seguridad y nos conduce a la victoria. Lo digo porque en Sudáfrica bien que se le criticó por ello.

Pero la importantísima victoria mundialista de ayer en París no se explica sólo por el doble pivote. Fueron providenciales las paradas de Víctor Valdés, aplaudidas con sinceridad y valor por Casillas, y el trabajo de los laterales. Arbeloa estuvo bien, dado que le tocó bailar con la más fea: Ribéry. Defensivamente notable, y en lo demás progresa adecuadamente. Monreal, por la izquierda, fue un trueno. No echamos de menos a Jordi Alba, que ya es decir. Claro que Monreal no tuvo tanto trabajo defensivo, porque Francia explota menos la izquierda. Total, que volvimos a la esencia y ganamos en París. Bien.