San Iker canonizó a San Víctor
El viaje de Iker Casillas a París, más allá de para hacer grupo y apoyar a los compañeros desde su capitanía, que también, fue por aquello de las cábalas. Así lo reconoció públicamente Del Bosque. El Capitán España es un tipo al que le sonríe la fortuna, un tío con suerte, vaya. Y desde la grada transmitió esa positividad a sus compañeros. San Iker, como se le conoce por sus innumerables y repetidos milagros futbolísticos, bendijo especialmente a su colega Víctor Valdés. El portero del Barça salvó a España de dos goles cantados (a Ribéry y a Evra), con dos intervenciones decisivas.
España mereció irse al descanso ganando. Al margen de la parada de San Víctor a Ribéry, debió marcar dos goles mínimo. Xavi la mandó arriba con el interior (¡le botó mal!) y el árbitro escamoteó un clarísimo penalti de Lloris sobre Pedro. Para la final de anoche en París, Del Bosque decidió jugar con Villa de nueve y dejar fuera al falso nueve Cesc. Un cambio de criterio respecto a la fórmula de jugar sin nueve de la Euro 2012 al que dio otra vuelta de tuerca cuando sacó a Navas por Villa y el extremo sevillano armó el taco desde que salió. Ya había marcado Pedrito con su fe canaria el 0-1. España jugaba contra la historia porque nunca había ganado a los franceses en su casa. Los campeones del mundo querían estar en el Mundial y pelearon a tope por ganar anoche. No querían saber nada de la repesca. La Roja contó con los paradones de Valdés, con el partidazo de Monreal, con el oportunismo de Pedro, con el sacrificio y el orden de Busquets, Alonso y Xavi, con la inspiración de Iniesta y con la jerarquía de Ramos y Piqué. Y también contó, desde la grada, con la bienaventuranza de San Iker.