Los costados son la mejor vía para romper el muro

No encontramos los planos para conseguir la fuga del muro que nos pusieron los finlandeses. Ya nos pasó algo parecido en Bielorrusia pero una afortunada aparición de Soldado nos libró aquel partido de la condena de un empate. Y eso que en El Molinón empezó bien la Selección, moviendo rápido el balón, llegando con Villa y Alba siempre por la izquierda e insistiendo en los disparos desde fuera. Vicente se decidió de nuevo por el ocho y medio Cesc, una función que desempeña a las mil maravillas, llegando por sorpresa, algo que se limita cuando enfrente tiene un equipo que acumula diez jugadores en su área. En este caso, evidentemente, no hay espacio para la llegada por sorpresa.

Cambió Vicente para bien con la entrada de Pedro tras el descanso. Abrir el campo y tener un palomero arriba era su cometido. Pero de nuevo me faltó al que mejor juega por las aceras en España: Jesús Navas. Futbolista de uno contra uno y único en el centro para aprovechar el palomero. Cuestión de matemáticas: si hay 21 por el centro (¡porque hay 21 en un campo de fútbol 7!), los costados estarán menos habitados y a los conjuntos que levantan el muro la mejor manera de sorprenderlos es aliviar el centro y buscar las bandas porque al final quien se llevó la sorpresa fuimos nosotros.

Navas era una opción de principio, otra ala para incomodar al rival y quitar estrés ofensivo a Jordi Alba como lateral que se incorpora. Contra Francia será otra película porque cuando el partido se convierte en fútbol, entonces no tenemos dudas. Mis felicitaciones a Sergio Ramos y su centenario con la Selección. Punset e Iker Jiménez, el gachó de Cuatro de los fantasmas, todavía buscan un especimen que iguale al catacrack de Camas.