La cruz del pívot en el Madrid

Juan Mora
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El Madrid de baloncesto se ha atascado, y aunque sus objetivos de la temporada siguen intactos, el equipo ha entrado en una dinámica perdedora. Mucha culpa de ello es el pobre juego interior del equipo. Se fichó a Hettsheimeir (2,08) y a Slaugther (2,04) para acompañar a Begic (2,16) y Reyes (2,04), pero ninguno de los dos ha conseguido mejorar el rendimiento de sus compañeros. Tal es así que Reyes, con sus 33 años cumplidos hace una semana, sigue siendo el mejor hombre alto del equipo. Por eso el Madrid tiene ya atado para la próxima campaña al tunecino Salah Mejri (26 años y 2,16 metros), un pívot intimidador, pero me temo que, ofensivamente, va a ser más de lo mismo. Sus 8,7 puntos de media en el Obradoiro así lo indican.

El problema actual de los pívots del Madrid es que suman muy poco. En los tres últimos partidos, los tres que se perdieron, Begic totalizó 13 puntos y Hettsheimeir, 6, mientras Slaugther se quedaba en 11 y Reyes salvaba los muebles con 32. Contra el Panathinaikos, Hettsheimeir y Slaugther ¡ni siquiera tiraron a canasta! Con pívots no anotadores tampoco se puede llegar lejos, y eso es lo que está sufriendo el Madrid. Le salva la potencia de fuego de su juego exterior, donde Llull, Carroll y Rudy, acompañados por Mirotic -el quinto hombre alto (2,08), pero con un acierto en triples del 38%- sacan adelante los partidos con más de 10 puntos de media. Ante esto, el Madrid podría hacer lo que EE UU en Londres: jugar sin pívot y lo mismo le iba mejor.

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