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Mennea fue un atleta singular

Hace 33 años y medio Pietro Mennea corrió los 200 metros en 19.72 segundos. Aunque contara con el beneficio de correr a los 2.420 metros de altitud de México y con la presunta ventaja de ser un adelantado a su tiempo en cuanto a la preparación biológica de los atletas -vaya usted a saber si fue la causante de su prematuro fallecimiento- , esa marca es una barbaridad. Con 19.72 aún hubiera sido medalla de bronce en los Juegos de Londres, por detrás de Usain Bolt (19.32) y Yohan Blake (19.44), que además de ser negros cuentan con los más adelantados sistemas de entrenamiento que les permiten convertirse en auténticas máquinas de correr. Mennea, no. Mennea conservó un físico que le haría singular entre los atletas de hoy en día.

Eso dice mucho a su favor. Los velocistas, hoy, son pura potencia. Horas y horas de gimnasio para muscularse. Con cuellos propios de jugadores de fútbol americano. Así consiguen una explosividad que, unida a un prodigioso sistema nervioso para correr sin crispación, les permite realizar marcas asombrosas. La de Mennea lo fue, y lo sigue siendo 33 años después, merced a una frecuencia de zancada única. Supera en ¡87 centésimas! el actual récord de España, y sus 19.72 serían, además, récord en otros 177 países. En 33 años sólo lo han logrado mejorar atletas jamaicanos, estadounidenses y uno namibio, precisamente Fredericks, quien ha estado estos días en Madrid como miembro de la comisión de evaluación del COI. Descanse el gran Pietro.