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Con Mennea muere aún más su estilo

No hace falta ser un genio ni un tertuliano de televisión para certificar que Pietro Paolo Mennea perteneció a una clase de velocistas ya casi extinta. Quizá tan extinta como el elástico tigre marsupial de Tasmania, del que no se conoce con exactitud si queda algún ejemplar. Y eso... aunque el mismo Mennea admitiese que utilizó hormona del crecimiento (HGH) hasta que su uso quedó prohibido, en 1984. En fin: sólo cabe recordar (o no cabe...) el porcentaje de dopados en la final olímpica de 100 metros, en Seúl: fue la de Ben Johnson, Carl Lewis, Linford Christie... por cierto, Mennea compitió en los Juegos de 1988: pasó con éxito la primera serie de 200 y después se retiró.

Mennea, apodado 'La Flecha del Sur' y 'El Monje', era capaz de entrenarse a tope en Formia, bajo las órdenes del riguroso Carlo Vittori... y de estudiar, a la vez, para graduarse con éxito en Derecho y Ciencias Políticas. Al esculpirse técnicamente en Formia, heredó directamente a una soberbia generación de velocistas blancos: su compatriota Livio Berruti, el germano Armin Hary... ellos aún siguen vivos. Pero su estilo ha muerto un poco más con la última curva en la vida de Pietro Mennea: 'El Asceta'.