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El Carrusel

Modric y sus golpes teledirigidos cuando era refugiado en Iz

El Barça cerró la jornada con una victoria perezosa ante el Rayo, el Atlético sacó su manual en Pamplona y el Madrid, el sábado, se desperezó a tiempo con golazo de Modric.

Modric, el personaje de la jordana.
AFP

Modric acaricia la pelota en el golpeo, la teledirige hacia donde quiere con sutil precisión. Qué importante es para un centrocampista disparar bien desde lejos. El croata ha destapado de repente esta virtud con dos goles de bandera, el fundamental que logró en Old Trafford y el que hizo el sábado ante el Mallorca. No son los primeros que marca desde media distancia entre el asombro del público. En la Premier dejó alguno que otro para recordar. Como el que le metió a Reina en Anfield. O aquel de vaselina ante el Everton en Goodison Park. O el que hizo la pasada temporada al Bolton, su último tanto en Inglaterra. La puntería a la hora de ejecutar estos tiros es algo que Luka perfeccionó en su difícil infancia, cuando la guerra de Yugoslavia le convirtió en un refugiado más. En un modesto hostal de la Isla de Iz, al norte de Dalmacia, se instaló junto a su familia para alejarse de las minas y de los proyectiles. La mejor forma de evadirse de un conflicto así era el balón, el mismo con el que rompió los cristales del hostal en más de una ocasión. Entonces no eran las bombas, sino la puntería de Modric. Una habilidad con la que ya disfruta el Bernabéu. Un destello más.

El Guaje, la fuerza de voluntad y las graves lesiones

La mejor noticia en las últimas semanas para el Barça es el reencuentro de David Villa con el gol. El asturiano mantiene ese idilio permanente con la portería contraria, aunque pasen los años y vengan las lesiones. La última, la rotura de tibia, amenazó con poner fin a la carrera de un delantero insaciable, de los que cada vez hay menos. Pero el Guaje ya sabe lo que es salir de graves lesiones como esta. Cuanto tenía cuatro años, en la escuela de su Tuilla natal, se rompió el fémur y llegó a peligrar incluso que pudiera caminar con normalidad en el futuro. Un tratamiento conservador permitió que se recuperara satisfactoriamente y, sobre todo, esculpió una fuerza de voluntad que ahora vuelve a relucir. Había Villa para rato. Sí. Ante el Rayo lo demostró con un gol y dos asistencias.

Este Montanier y el antiguo Montanier

La Real está en puestos de Champions. Muy meritorio. Este éxito momentáneo tiene la figura del entrenador Montanier como epicentro. El francés escuchó gritos de dimisión con el conjunto donostiarra a un solo punto del descenso y desde el año pasado arrastra una extraña relación con Anoeta. ¿Qué ha pasado? ¿Cómo es posible el cambio? La respuesta es clara: el equipo se ha acabado por imponer al entrenador y no el entrenador al equipo. La Real está ante una de sus mejores generaciones en años. Tiene jóvenes prometedores (Íñigo Martínez, Griezmann, Pardo o Illarramendi), internacionales de nivel (Bravo, Chory o Vela), jugadores maduros en Primera (Carlos Martínez o Xabi Prieto) y sólo requería en el banquillo a alguien que les diera rienda suelta, no al revés. Alguien que no se arrugase en el Bernabéu con cinco defensas. Alguien que no pusiera a un keniano en el puesto de Illarra. Alguien que no hiciera cambios defensivos siempre. Alguien que de verdad confiara en lo que tiene. El anterior Montanier no lo hacía, este sí. Es la diferencia.

Koke: convertirse en el Pantic del Cholo

Es notoria la transformación que sufren algunos jugadores desde que despuntan hasta que se asientan en la élite. Un buen ejemplo es Koke. En su etapa en categorías inferiores del Atlético era un fenomenal mediocentro destructivo, un '5' en toda regla, pero Simeone le está moldeando hacia un futbolista diferente, un interior de ida y vuelta, un todocampista con llegada y carácter. Un inesperado '8' que además es letal en todas las jugadas a balón parado. Quizá sin pretenderlo, el Cholo ha encontrado en él al Pantic del doblete, ese que tan bien le vino como compañero y que tan bien le viene ahora como entrenador. Otras dos asistencias dio ayer. Y las que quedan.

El rival al que toda la vida se quiere ganar

Es imposible saber lo que significa un derbi gallego sin ser gallego. En realidad, sin ser de cualquier región con dos equipos punteros. Los chicos de allí tienen, desde que empiezan a jugar, un único y acérrimo rival al que superar. Sólo uno. Ganar al Depor es el objetivo de cualquier adolescente que juega en el Celta; ganar al Depor, el de cualquiera del Celta. Ese pique es sano y deportivo. En eso consiste el fútbol, en ser mejor que los que te rodean. Pero confundir rivalidad con sobreexcitación es un error que en este derbi dejó en evidencia a Iago Aspas por su roja y a Hugo Mallo por sus actos. En A Madroa les enseñaron a ganar al Depor, no a odiarlo. Eso no es fútbol.

El Espanyol tiene que controlar un ciclón

Wakaso fue titular por primera vez con el Espanyol desde su regreso tardío de la Copa de África. El centrocampista zurdo cumplió con un buen partido y una asistencia. El ghanés es todo carácter, una revolución constante, lo que muchas veces juega en su contra. De hecho, ese retraso tras la cita africana -en la que fue uno de los mejores- le costó una multa de 10.000 euros y varias semanas de trabajo al margen. En el campo es impetuoso y bordea demasiado la expulsión, ya desde su época en Elche y Villarreal. Fuera de él, vive deprisa y al máximo. Por eso con 20 años ya tenía tres hijos. Un torbellino al que Aguirre trata de controlar. No es poco.

Nolito: la gente de barrio y el fútbol

Dicen en Francia que el fútbol es un deporte de clases bajas. En España está más globalizado, pero muchos de nuestros futbolistas vienen de infancias difíciles. Es un hecho. Ocurre, por ejemplo, con Nolito. El nuevo jugador del Granada está disfrutando por fin de la Primera División, lo que seguro que hace rebobinar en su mente una trayectoria complicada. Cuando el resto de chavales jugaba de sol a sol en Sanlúcar, él trabajaba en una carnicería para ayudar a su familia. Un esfuerzo que aún así le permitió progresar en el fútbol: Sanluqueño, Écija, Barça B y de ahí al Benfica. La cesión al Granada nos devuelve al chico de barrio. De barrio y futbolista.

Tamudo no faltó a su cita

Tamudo volvió a marcar en el Camp Nou, aunque esta vez su gol no sirviera para mucho. Aún se recuerda en Can Barça aquella exhibición con el Espanyol que privó a los culés de una Liga. Que la estrella del rival de la ciudad haga eso es como para no olvidarlo de por vida.

El falso nueve de Osasuna

Mendilibar optó ante el Atlético por el iraní Masoud como falso nueve con De las Cuevas y Armenteros cerca. Esta apuesta es atractiva, pero un equipo de la zona baja necesita un delantero que asegure gol. Si no...

Levante: una nueva vida

El Levante quedó fuera de la Europa League entre semana y ahora le toca asimilar el cambio de escenario que va de aquella gloria europea al día a día de la Liga. Por eso JIM optó por varios cambios en su alineación en Granada. Toca resetear.

Mathieu parece definitivamente consolidado en el puesto de central. El francés se ha hecho con un puesto en el que Valverde tiene muchas bajas y está cumpliendo.

Barrada fue imposible de controlar para el Athletic. El marroquí sigue siendo un futbolista fundamental en el Getafe, seguramente la próxima gran venta azulona.