El Celta se olvidó la dignidad
Algunos seguirán vendiendo la moto de la esperanza y recurrirán al ya famoso hastag del club de 'xuntos conseguirémolo' (juntos lo conseguiremos). A mí se me caería la cara de vergüenza escribir un mínimo halo de luz para este Celta tan tenebroso. Si los jugadores quieren el perdón deberán demostrarlo en el césped de una vez por todas y dejar las promesas para los políticos. La humillación sufrida ayer en Riazor ante el eterno rival fue de las más dolorosas de la historia. La gran mayoría, por no decir todos, deberían mirarle a la cara al celtismo y aceptar el castigo con sonrojo, todo el que no tuvieron en el campo. Porque el Celta ayer no tuvo ni la más mínima dignidad. Sólo con mirar hacia los mil celtistas que fueron a apoyarles debería caérsele el alma al suelo y acto seguido dejarse la vida por ellos. No hicieron ni un amago de ello.
Al margen de lo futbolístico, que se saldó con un cero en actitud y aptitud, hubo otros detalles para la discordia. La imagen de Hugo Mallo con un cartel de 'Se Vende' en el que aparecía el escudo del Depor es bastante fea y poco caballerosa. Dicho esto, también hay que entender el contexto. El marinense se hizo la foto en tono de broma para los amigos, sin ninguna intención de que fuera difundida. Condenarle por el hecho sería excesivo. Seguro que aprendió la lección y ya está arrepentido. Igual de arrepentido que debe estar Iago Aspas. Lo que ha hecho es indefendible y no sólo dañó su imagen, sino que sentenció a su equipo. Debe reflexionar sobre ello si quiere ser grande.