Cuestión de fe... por el momento
No pienso que el momento de sacar conclusiones llegue tras dos sesiones de entrenamientos. Es verdad que hemos comprobado que el orden establecido en 2012 se mantiene bastante sólido, pero en el minuto uno del partido no podemos asegurar quién lo va a ganar. Me cuentan que Alonso está tranquilo, con ese gesto relajado de quien parece tenerlo todo bajo control. Buena señal. Porque para mí, lo de Ferrari se ha convertido ya en una cuestión de fe, lo reconozco. De otro modo, ya hoy mismo estaría tirándome de los pelos, me chirrían demasiado esas explicaciones de "sabíamos que no éramos los mejores" o "debemos evolucionar y lo vamos a hacer". No son los argumentos que espero de una leyenda y de un piloto excepcional.
Personalmente, tras esa primera refriega de Melbourne, me hubiera gustado escuchar algo así como "el invierno nos ha resultado provechoso", "esta vez sí que hemos acertado" o "estamos al nivel de los más rápidos". No ha podido ser. Y lo acepto. La pólvora se gasta en la guerra y los enemigos ni siquiera se han encontrado por primera vez en el campo de batalla. Quiero creer, necesito creer... porque, de momento, es lo único que me queda, no tengo otros argumentos de más peso. Ojalá que hoy, y sobre todo, mañana, nuestra percepción sobre este F138 (o al menos sobre su potencial) sea bien diferente. No creo que aguante otro año de promesas y buenas intenciones... Ni yo ni muchos de los millones de aficionados que sueñan con algo más.