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Los grandes de Inglaterra parecen dormidos

Arséne Wenger, de un modo poco inocente, puso en el mismo saco a los cuatro equipos ingleses, eliminados de la Champions: "Es una importantísima llamada de atención. El resto de Europa recuperó terreno. Tenemos que hacer reflexiones de cara al futuro". Entre 2007 y 2009, nueve de los doce semifinalistas de la Liga de Campeones fueron de la Premier League. En el curso pasado, el Chelsea ganó su primera Champions, pero era ya el único inglés en los cuartos de final y se convirtió en el primer campeón en caer eliminado en la fase de grupos.

"¡Toda Europa nos saca la lengua!" fue el titular del Daily Mail sobre el fiasco. La final, recordemos, se jugará el 25 de mayo en Wembley. "La casa del fútbol sólo pondrá el catering en la final", tituló el Daily Telegraph. El coeficiente de la UEFA indica que tres de los primeros seis equipos siguen siendo ingleses, pero la Premier, que inició la temporada como la competición más valorada, ya está por debajo de la española y podría caer por detrás de la Bundesliga.

A Wenger ya le va bien hablar de crisis global del fútbol de las islas (ningún inglés en los cuartos de final por primera vez desde hace 17 temporadas), pero es también una manera de ocultar sus propios errores. El Arsenal es un pequeño milagro: ha sido capaz de competir mientras construía un estadio que le ha costado 600 millones de euros. Ha participado en quince ediciones de la Liga de Campeones pero cada año ha reducido el valor de su plantilla. El francés cuenta solamente con 15 millones de euros netos para fichar y debe vender casi anualmente para continuar luchando. El problema es que sus métodos han envejecido con él: no rota lo suficiente, no trabaja al equipo y deja demasiado al talento de sus dos o tres mejores futbolistas. La afición lleva ya dos años de uñas con su mánager, cansada de que excusen la falta de títulos (ocho años sin ganar nada) con la financiación del estadio.

El Chelsea quiso despedir a Roberto di Matteo este verano pero la victoria en la Champions echó atrás el plan, ejecutado seis meses después. Ha pasado de contar con cuatro delanteros a tener solo dos, les falta un mediocentro para construir juego y jugadores de banda, hay demasiados mediapuntas, la afición no quiere a Rafa Benítez, Abramovich no le quiso fichar a nadie excepto Demba Ba (que costó al mitad de lo que se ingresó por Sturridge) y están viviendo un año de transición, a la espera de lo que decida José Mourinho.

El Manchester United hace dos años que lo fía todo a sus delanteros. Alex Ferguson ha perdido toda su confianza en Wayne Rooney, del que se quiere desprender este verano, pero jugaron mejor que el Madrid en la eliminatoria que cambió de dinámica tras la expulsión de Nani. Eso no debería ocultar que el año pasado ya fue eliminado en la fase de grupos y que parece verse afectado por una competición menos competitiva, que cuida cada vez menos los detalles y que ha abandonado por lo general el cuidado de la táctica.

El Manchester City tiene en el banquillo a un entrenador que no crea sinergia con sus jugadores, que entrena mucho pero no tiene una idea clara de juego. La dirección deportiva le busca sustituto (Pellegrini y Valverde están en la lista) pero antes los dueños deberán decidir qué hacer con Roberto Mancini. Cuenta con la mejor plantilla de Inglaterra pero se le escapa a menudo el control de los partidos y defiende peor que el año pasado. Da la impresión de que en Inglaterra los grandes se han dormido...