Schumacher, un devorador de desafíos

Yo era de los que pensaba que Michael Schumacher no estaba ya para competir en la Fórmula 1 al máximo nivel. Nunca entendí su regreso a los grandes premios y sufría viendo que era incapaz de sacar a relucir ese talento que le llevó a exhibir el mejor palmarés en la historia de la especialidad. Pero eso no significa que el alemán no siga siendo un animal de carreras, un auténtico devorador de desafíos que se siente aún muy en forma y que necesita una válvula de escape para toda la adrenalina que genera un carácter tan competitivo como el suyo.

Es así como no me extraña verle de nuevo matando el gusanillo sobre una moto. Ya antes de su aventura fallida con Mercedes tenía en las dos ruedas un reto importante, pero se fue por suelos y se dio cuenta de que esto no es ningún juego. Ahora vuelve a las andadas, aunque supongo que será sólo para darse el gustazo de rodar al límite con la seguridad que ofrece una pista como la de Cheste. Creo que en su caso sería otro error plantearse algo más serio, competir en el Alemán de Superbikes o cualquier otro certamen, incluso con una filosofía puramente amateur. El riesgo de correr en motos es, en estos momentos incomparable, al de hacerlo en un monoplaza y sería lamentable que Schumacher se hiciera daño de verdad de forma innecesaria. Por supuesto que es mayorcito para tomar sus propias decisiones, pero eso no impide que visto desde la distancia todo lo que no sea un simple juego se antoje ya como demasiado exigente para un deportista en sus circunstancias.