Un Celta sin complejos y con valentía

Los resultados siempre acaban dictando sentencia, pero cuando te enfrentas a un equipo como el Real Madrid hay cosas tan o más importantes que los puntos. Al Celta se le pueden achacar muchas cosas, pero no renegó de su estilo. Fue valiente desde el primer minuto hasta el final. Desde el primer aviso de Iago Aspas a los quince segundos hasta el cabezazo de Park al larguero en el último suspiro. Nunca tiró la toalla, ni se amedrentó por tener enfrente al equipo más en forma de Europa. Es cierto que Javi Varas tuvo que intervenir en exceso, pero el trabajo de Diego López no fue menor. El de Paradela estuvo inconmensurable y evitó que los vigueses obraran un milagro que pareció cerca durante todo el partido.

La mayor derrota de los celestes fue la lesión de Álex López, que se tuvo que retirar al sufrir una microrrotura fibrilar y estará de baja unas dos semanas. Se pierde el dramático derbi ante el Depor en Riazor, y deja cojo al Celta en el mediocampo. La actuación del ferrolano hasta la lesión fue excelsa. Dio una lección de distribución y corrió más kilómetros que nadie. Lo dicho, su pérdida es más preocupante que caer derrotado ante el Real Madrid. Los celestes deberán encomendarse, como siempre, a Iago Aspas para agarrarse a la salvación en A Coruña. El moañés consiguió romper su gafe de cara a puerta ante los grandes y demostró que su calidad no entiende de rivales. El Celta está vivo y todavía hay esperanza.