El sello de Abel ya se hace notar

Con Paco Herrera al mando, el Celta caminaba sin rumbo hacia el abismo de Segunda. Lo peor no eran los resultados, que también, sino la desoladora imagen que estaban dando los vigueses en los últimos meses. Con Abel todo ha cambiado. Primero retomó la senda del triunfo en su debut ante el Granada y su sello ya se empezó a notar en Sevilla. El 4-1 fue un castigo excesivo que no reflejó lo visto en el Sánchez Pizjuán. Los celestes fueron mejores durante gran parte del encuentro y tenían a los hispalenses bloqueados. Hubo cuatro errores defensivos y todos fueron aprovechados por el rival. Será algo a mejorar, pero este Celta ha vuelto a sonreír.

El nuevo técnico ha implantado sus métodos desde el primer día y los frutos comienzan a recogerse. Ha adelantado la línea defensiva para que la presión sea más solidaria y efectiva. Además, la llegada de atacantes al área contraria es más numerosa. Sin ir más lejos, Iago Aspas tuvo tres opciones de pase en el gol de Augusto. Antes, lo habitual era ver al moañés totalmente solo arriba. Ahora está más arropado y eso también beneficia a su juego. El Celta está cerca de recuperar su mejor versión y volver a ser un equipo alegre. Sólo hay un problema, lo único que importa ahora es ganar.