Alzamora tiene buen ojo
Los éxitos del motociclismo español en el Campeonato del Mundo se asientan sobre varios sólidos pilares. Hay uno que a menudo pasa desapercibido y que sin embargo, en mi opinión, es de los más importantes. Es la tarea que han realizado una serie de especialistas, muchos de ellos expilotos, apostando por jóvenes promesas. Desde Puig a ‘Aspar’ pasando por Amatriaín, Jové, Romero o Alzamora. Precisamente Emilio presentó ayer su último proyecto, la transición que supone abandonar el equipo de Moto2 con Marc Márquez para centrarse en la categoría de Moto3 con los dos Álex, Rins y Márquez. No es un paso atrás, más bien se trata de adaptarse a las circunstancias y las necesidades de sus protegidos, algo que hasta el momento ha realizado con maestría y efectividad el campeón del mundo de 125cc en 1999. Alzamora está demostrando tener un ojo magnífico para descubrir el talento en críos cuando nadie ni siquiera lo adivina.
Esta labor de ojeador se complementa con la de mecenas, porque una vez identificado el campeón en potencia hay que confirmar que es así e invertir mucho tiempo, esfuerzo y dinero en concretar el acierto… que no siempre se produce. En el caso de Emilio no han faltado algunos fiascos, proyectos que, por uno u otro motivo, no han cuajado y que han supuesto un tropiezo para el desarrollo de Monlau Competición, el paraguas bajo el que se ampara su tarea de promoción. Por eso hay que agradecer y reconocer su trabajo, especialmente en estos tiempos difíciles en los que sacar adelante programas para deportistas que empiezan se convierte en casi una misión imposible. Pero Alzamora y su gente ofrecen garantías de profesionalidad, seriedad y capacitación que a menudo se traducen en los resultados apetecidos. Ahí tenemos el ejemplo del gran Marc y ahora llega el turno de los Álex. Suerte también para ellos.