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La línea dura se generaliza

Sebastian Coe pide la sanción a perpetuidad de los deportistas suspendidos por dopaje. Podrá parecer una barbaridad (o no), pero los tiros van por ahí. En Estados Unidos lo pidieron los atletas; en Italia, los ciclistas; en España, el atleta Chema Martínez. Creen que ante el positivo de un deportista hay que tomar medidas acordes al daño que hacen a sus deportes. Ya no hay excusas para admitir equivocaciones. Lo dijo ayer Coe en los Desayunos de Europa Press: "Antes de los años noventa algunos podían no saber lo que hacían. Pero las cosas han cambiado y quienes hacen trampas saben perfectamente lo que hacen". Queda claro que a Coe no le tiembla el pulso a la hora de pedir sanciones de por vida en la expresión máxima de la tolerancia cero.

Mas para la aplicación de esta política habrá primero que tener un respaldo jurídico, y no es fácil. Los propios británicos sufrieron un revés cuando su Comité Olímpico anunció ante la celebración de los Juegos de Londres, que sus deportistas sancionados por dopaje quedarían excluidos de los Juegos a perpetuidad. Tuvo que retirar la norma al advertir la Agencia Mundial Antidopaje que debido a la unificación de las normas no se podía aplicar esa sanción olímpica de por vida, y que de mantenerse se aplicaría a Gran Bretaña el incumplimiento del Código Mundial antidopaje. Ser más papista que el Papa está también castigado. Pero no está de más seguir la línea dura para que los tramposos se den cuenta de que se van quedando solos.