Piqué se atrevió a decir tras el Clásico de la Marmota (los Madrid-Barça ya sabemos cómo acaban últimamente...) que Pérez Lasa se disculpará con ellos la próxima vez que coincida. Recuerdo que hace unos meses dijo Alves que quejarse de los árbitros "es de perdedores". Aquí la gente sólo se acuerda de Santa Bárbara cuando truena, pero resulta sangrante e irrisorio que los culés se quejen del penaltito de Ramos a Adriano. Si el brasileño no se hubiera tirado, el máximo castigo se hubiera sancionado...

Refresquemos la memoria a los llorones del otro lado del puente aéreo. Me basta con hablar de esta misma Liga. En el arranque del curso, Muñiz regaló tres puntos al líder en Pamplona con un placaje a Puñal del propio árbitro, un gol en doble fuera de juego de Alexis y Messi y una expulsión revanchista del mismo Puñal. Un mes más tarde, nuevo abordaje del Villarato en el Pizjuán. Expulsión de Medel por el habitual fingimiento de un jugador azulgrana (Cesc) y descaro de Mateu permitiendo el gol del 2-3 pese a que Thiago se llevó el balón con la mano. Tampoco olvido el gol legal anulado al Valencia en el Camp Nou que hubiera restado dos puntos más a los culés. Víctor Ruiz marcó en línea y le pitaron fuera de juego. ¿Quién era el árbitro? ¡Pérez Lasa! ¿Por qué Valdés no protestó esa noche ni corrió 40 metros para comerse al árbitro guipuzcoano? Claro, si roban a mi favor doy las gracias y en el vestuario le firmo un autógrafo.

Sólo con esos tres partidos, el Barça tendría ocho puntos menos, lo que sumados a los diez hurtados de manera artera al Madrid dejaría la clasificación verdadera y legal con los blancos líderes y los azulgrana a cinco puntos del actual campeón. Que el Barça se calle. Esta Liga ha estado adulterada. Los árbitros les han llevado a la cumbre...