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Ricky, tócala otra vez

'Il bambino de Oro'. Así apodaban en Italia a Kaká hace seis años. Justo premio a un futbolista elegante, en el porte y en el toque. Carrera ágil, frente alta y una capacidad asombrosa para hacer gol llegando desde atrás. Así ganó el Balón de Oro de 2007 y por eso el madridismo festejó su fichaje en 2009 pese a la morterada que se llevó el Milán de Berlusconi (¡67 kilos!). Lo sucedido en estos tres años y medio es materia de estudio para Iker Jiménez en su Cuarto Milenio. Pero festejemos que haya vuelto a tiempo para donar su talentazo al Madrid ahora que llegan las grandes etapas alpinas de la temporada (Camp Nou, Clásico en el Bernabéu y Old Trafford). En Riazor vimos un Kaká reactivado, como ante el Rayo. La buscó, la pidió, se ofreció, se gustó y, espoleado por la entrada al campo de su amigo Cristiano, firmó el 1-1 con un golazo made in Kaká. Toque curvado buscando el ángulo del palo. Imparable. Yo le veo titular el martes para asaltar el castillo azulgrana. Ricky, tócala otra vez.

Y bien también Riki. Pasemos de Ricky a Riki. El deportivista fue el sostén del equipo de Fernando Vázquez en un primer tiempo muy meritorio de los gallegos. Nadie hubiera dicho al descanso que el Depor es el colista de esta Liga. Intensidad, presión adelantada, un Valerón excelso, y Pizzi y Riki montando un pollo tras otro en el área vikinga. Marcelo, capitán ante las ausencias de Iker y Ramos, no daba abasto y Pepe se multiplicaba entre quiebros y requiebros. Riki, escocido por aquella lista de canteranos que Mou pronunció con desdén, se reivindicó con un zurdazo que agujereó el palo de Diego López. Gol de canterano a canterano. Riki no tuvo piedad del único gallego que había anoche en los dos onces iniciales. El Madrid, en el que faltaban seis titulares a la espera de la gran velada del martes, parecía más perdido que José Luis López Vázquez en La Cabina de Antonio Mercero. No les llegaba la camiseta al cuello. Sólo podía esperarse en Riazor una genialidad, como la que protagonizó aquí Guti hace unos años con ese taconazo del que siguen hablando los niños del lugar. Y llegó la reacción con el toque de corneta organizado por Mourinho desde el banquillo. El portugués dio el golpe, y nunca mejor dicho en un 23-F, al dejar entre los suplentes a Cristiano. Lógico en realidad. Había que preservar para el martes al mejor jugador que se haya visto durante décadas. Fue salir en el minuto 56, junto a Özil y Khedira, y al Depor le temblaron las piernas y las ideas. Con Cristiano en el campo, Kaká se vino más arriba todavía y luego llegaron el tsunami, los goles del brasileño e Higuaín (gran asistencia del 7 al Pipita, que marcó como capitán) y el triunfo tonificante ante lo que se avecina.

Carrilero Callejón. Mou no sólo se sube sobre el canterano para hacer el caballito. Ha logrado que el motrileño sea el Isidro del siglo XXI. Ayer le tocó hacer de Marcelo en la segunda parte y cumplió con creces. Delantero tenaz en la primera hora, lateral izquierdo solvente y equilibrado en la recta final. Este chico es un portento. ¡Tú sí que vales!

Va por ellos. El triunfo va por el entrañable Fermín Calero (hoy te hará la Peña Carabanchel el homenaje que te mereces, maestro), por Raúl de la Peña Villamediana de Iregua (La Rioja), por el infatigable Luis Molina (Peña Tívoli), por Manolillo Reina de Puente Genil, y por José Antonio y su impagable pulpo a la gallega, del Bar Ris de la Peña Hala Madrid de Miranda de Ebro. Os quiero, vikingos.