Su Majestad le pasa el balón

Es tan majestuoso Andrés Iniesta pasando el balón que dan ganas de llamarlo Su Majestad. Ahí, dentro del terreno de juego, debe ser una gozada (para Messi, para Villa, para Alexis, para Pedro) recibir esos pases perfectos, hechos al pie, dibujados en su cabeza creadora de armonía. Su Majestad le pasa el balón. Y, hale, a rematar. Así cualquiera, recibiendo el balón de Su Majestad. Ayer contabilizaron, desde las doce a las dos menos cuarto, casi cien pases perfectos de ese estilo que él inventó bailando al fútbol. Le respondieron todos; hasta él se contagió de sí mismo y al final marcó. Como si pusiera la firma. Su Majestad Andrés Iniesta.

E l resultado fue un espectáculo inolvidable de belleza futbolística. Al término del partido el poeta Julio Llamazares me dijo que los aficionados al Barça vamos a morir como Stendhal, de belleza. Quizá. Pero el veneno se llama Iniesta, de él es la culpa.