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Navarro es mucho Navarro

Navarro es mucho Navarro

El sorteo y la mala clasificación del Barcelona (séptimo en la primera vuelta de la Liga), que le hizo entrar en el grupo de los débiles, han deparado una final inédita en la Copa de baloncesto. Eso sí, se cumple la tradición en este torneo de que el equipo anfitrión no sea quien alce el trofeo. Esta vez, por culpa del Barcelona. El Baskonia se fue del partido en el último cuarto, y en cinco minutos encajó un parcial de 0-14, en el que Navarro tuvo mucho que decir. Navarro sigue siendo mucho Navarro incluso a la pata coja. Y el Barcelona sigue siendo mucho Barcelona, aunque su plantilla parezca más débil que la de la pasada temporada, porque perdió a Ndong y Vázquez, y porque Navarro y ­Mickeal se le van haciendo mayores.

Pero ahí sigue. Alcanzando la final de la Copa después de dos auténticas finales. Una, contra el Madrid, el equipo más en forma de la temporada, después de dos prórrogas; otra, ayer, contra los anfitriones, que forman también un equipazo. Ahora el Barcelona se ve en la final por cuarto año consecutivo, hecho que nadie había logrado desde que la Copa se disputa bajo el actual formato de ocho equipos, hace ya 26 años. Y, como queda dicho, lo suyo no ha sido precisamente un camino de rosas. Quizá lo peor haya pasado, porque sale favorito esta noche en la final ante el Valencia. La crisis ha acentuado la diferencia entre los equipos, y desde hace cuatro años la Copa, al igual que la Liga, es patrimonio de los tres grandes.

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