El punto final está próximo

La temporada ciclista echa a rodar bajo la conmoción de la confesión televisada de Armstrong, uno de los grandes personajes del ciclismo por mucho que le borren su palmarés. La mayoría de los corredores en activo le conocen bien, porque han sido compañeros o rivales. Todos prefieren correr, como se dice, un tupido velo. Ojalá esta vez sea verdad que se cierra, no ya un capítulo, sino una dramática y oscura historia. Sinceramente, creo que camino de ello llevamos. Los ciclistas comienzan a ver que doparse ya no es tan fácil. Hubo un tiempo en que sí. Primero fue casi una obligación que salía de los propios equipos; luego la cosa fue más difícil, pero con medios se podían burlar los controles; ahora empieza a ser complicado.

El propio pelotón es quien tiene la última palabra para que, de verdad, hayamos puesto el punto final. Hay corredores que lo han hecho, y ahora se les ve más felices y liberados. Pueden ser los casos de Contador, Valverde y unos cuantos más. Junto a Purito protagonizaron una Vuelta memorable, y nadie les recrimina su pasado. En sus casos, lo pasado, pasado está, porque a nadie se le condena a perpetuidad. Hay que mirar al frente, y si el presente es bueno, el futuro será mejor. Otros prefieren contar su pasado, y no es malo. Todo lo contrario. Hablar del dopaje sin tapujos y con absoluta naturalidad ayuda a no volver a equivocarse y a cambiar. En el caso de los ciclistas, como dicen, para cerrar el capítulo de una desafortunada década.