La gran mentira era otra cosa

Mi columna de opinión publicada en AS el 19 de enero de 2013

Todavía recuerdo la imagen de un vehículo del US Postal derrapando en Morzine a escasos metros del coche de AS en el Tour de Francia 2000, con Johan Bruyneel desgañitándose por la ventanilla mientras acusaba a este periódico de publicar mentiras El técnico belga inició a partir de ahí un veto a los enviados especiales de AS que extendió a todos los miembros del equipo. Eran los tiempos en los que el propio Lance Armstrong definía a este diario en las ruedas de prensa como tabloide, que en inglés tiene un matiz de sensacionalismo mayor que en castellano. O cuando Bruyneel soltaba el chistecito de Ass (con dos eses es culo, en inglés).

La cosa empeoró cuando Jesús Manzano decidió en 2004 denunciar en este periódico las prácticas de dopaje de su equipo. Lo que entonces había sido el veto de una sola escuadra, se convirtió en desplantes, insultos y amenazas de ciertos ciclistas, directores, aficionados y hasta periodistas hacia el firmante del reportaje: o sea, yo. No me gusta estar siempre lamiéndome las heridas. Ni siquiera guardo rencor por aquello: el rencor sólo daña y corroe a quien lo tiene dentro. Pero creo que es de justicia recordar, por si alguien aún tenía alguna duda, que la gran mentira no eran ni AS ni Manzano.

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