Víctor Valdés, el rebelde con causa
Independiente. Es un tipo complicado este Valdés. Independiente, poco dado a las relaciones públicas. No engaña. Cae bien o mal, no deja indiferente. Los pelotas le repelen y vive del fútbol, pero al margen de todo lo que rodea a este mundillo. Su vida es muy privada, mucho. La familia lo es todo para él. En el vestuario tiene pocos amigos pero buenos. El mejor, Iniesta. Seguro que es el único que le entiende en este momento. A pocos les da su teléfono y no es de los que habla con los periodistas para conseguir una buena crónica. Muchos entrenamientos con los compañeros y otras tantas horas por su cuenta en el gimnasio. Todo lo que ha conseguido se lo ha ganado a pulso.
La Masía: sueños y lágrimas. Con doce años se topó de bruces con la soledad. Ese año alejado de la familia siempre quedará en su memoria. Menudo esfuerzo hicieron sus padres para que triunfara. Siendo sólo un chaval, y desde la ventana de su habitación en La Masía, miraba el Camp Nou y soñaba con jugar en ese maravilloso estadio. Los días de partido era recogepelotas y así estaba más cerca de sus ídolos. Víctor transmite una seguridad que sorprende. Tantas lágrimas en su adolescencia le endurecieron. Pero estos últimos días han sido especialmente difíciles para su familia. Con lo cómodo que resultaba quedarse en el Barça con la vida solucionada, va y decide marcharse. Cambiar de aires, de país, de vida. Os confieso que siempre he admirado a los rebeldes, a aquellos que se mueven por impulsos. En un país lleno de escándalos por la pasta, Valdés es un caso raro. Acomodarse no va con él. Se marcha sin pedir nada, en silencio y con la conciencia tranquila.
La exclusiva de Quim Domenech. La decisión de dejar al Barça no será fácil de entender para muchos. Empieza un camino duro para él y los suyos. Algunos medios catalanes ya han enseñado la patita, han sacado a pasear sus complejos para ganarse el aplauso fácil de los que mandan. Es el pan de cada día. Pero Víctor ya sabía lo que se le venía encima. En el vestuario todos conocen a quienes manejan la comunicación del club y de qué manera. Desde que Quim Domenech anunció su no renovación en exclusiva en Punto Pelota a más de un directivo azulgrana de dio un ataque de nervios. Actuaron como si nada, sin mover ni un dedo, con absoluta torpeza y mentiras con las patas cortas. Aquellos que intentan coartar la libertad de expresión con vetos absurdos han comprobado que jamás podrán controlar la información. La decisión de Valdés marca un antes y un después en el club. Ahora tendrá la oportunidad de situar a sus enemigos. Aunque parezca sorprendente, algunos están muy cerca y lo sabe. Que tome nota Valdés del trato que vaya a recibir a partir de ahora y que también lo hagan sus compañeros. Pero estoy convencido de que la afición siempre sabrá respetar y valorar a este chaval que con doce años ya corría por La Masía. El bueno de Víctor se ha dejado el alma por el club de su vida y merece el respeto y el cariño de todos los culés. Quien haga lo contrario no tiene ni idea de lo que son lo valores... Y Punto Pelota.