El colmillo más hermoso del Karakorum
El Laila Peak puede ser la más contundente respuesta a cuantos me preguntan el porqué de mi tenaz fascinación por el Karakorum. Para quien ama la montaña tan sólo contemplar desde el glaciar del Gondogoro elevarse este colmillo impresionante de hielo y roca es una experiencia incomparable. Te enamoras de montañas así de la misma forma que te enamoras de una mujer, por su belleza, por su poderosa atracción. Su perfil, afilado como la hoja de un cuchillo, destaca desafiante sobre el cielo provocando la imaginación de los alpinistas. Es un reto que parece inaccesible. Cuando se publiquen estas líneas estaremos a punto de tomar un avión rumbo a Pakistán para intentar llegar a su cumbre, a unos 6.300 mts de altitud, con un estilo ligero y en invierno, algo que nadie antes ha logrado.
En realidad, tan sólo tres expediciones han conseguido esa cumbre lo que da idea de la complejidad que entraña el Laila. Dificultades técnicas que sin duda se verán acrecentadas al intentarlo en pleno invierno, pues nos encontraremos con temperaturas inferiores a los 20º bajo cero en el campo base y por debajo de los - 40º C. en la parte superior de la montaña. Escaladas invernales como ésta son las que están definiendo el camino del alpinismo del más alto nivel en la actualidad, que busca medirse en un terreno de juego más difícil, expuesto y arriesgado. Es la última frontera del alpinismo. Sabemos que el margen de error, ya pequeño en verano, es prácticamente nulo en invierno, por lo que resultará esencial plantear bien la estrategia y medir nuestros pasos si queremos convertirnos en la primera expedición española que consigue una cima del Karakorum en invierno.
Para ello, la experiencia es una aliada fundamental, algo con lo que contamos sobradamente en el equipo. Para mi amigo y compañero de tantas expediciones Ramón Portilla éste será su cuarto intento al Laila Peak. Álex Txikón también sabe muy bien lo que supone escalar en invierno en el Karakorum tras su dramática experiencia del año pasado abriendo una nueva ruta en el Gasherbrum I. Para mi es una alegría que Juanjo San Sebastián, un tipo que es como un hermano, se haya animado a unirse a nuestra expedición compuesta también por los alpinistas José Fernández y Álvaro Corrochano y mis amigos Mariano Izquierdo y David Pérez. Y por supuesto partiremos de Hushé para saludar a los viejos amigos y saber cómo avanza nuestro proyecto de cooperación que llevamos en marcha con la Fundación Sarabastall. El formidable colmillo que es el Laila nos espera. Es el momento de agradecer a todos los que nos han apoyado. Ahora depende de nosotros. Ojala que tengamos suerte. La vamos a necesitar.