El chiste ya no hace gracia

El chiste ya no hace gracia

Seis meses antes de la llegada de Coentrao al Madrid, en el club pararon el fichaje invernal de Hugo Almeida. Fue cuando Mourinho andaba con lo de cazar con perros y gatos. Para darle gusto, en verano de 2011 aterrizó el lateral portugués. Sonaba también a capricho, pero recién estrenado el cargo de mánager general, con Valdano ya fuera del club, no era cuestión de hacerle el feo al técnico. Me consta que aquellos 30 millones pagados al Benfica dolieron mucho. Pardeza debió decir poco. Él le conocía sobradamente de los meses que no jugó en Zaragoza. Tras dar tumbos por todas las posiciones del campo, el Bernabéu dictó sentencia: Coentrao no era un jugador imprescindible para el Real Madrid.

Incluso dejaron de hacerse chistes en la grada con su apellido. Se les quitaban las ganas cada vez que recordaban lo que había costado. La foto fumando un pitillo a la puerta de un restaurante el día de su cumpleaños acabó de rematarle. Pero miren por dónde, la vida siempre te otorga una segunda oportunidad. Empieza la actual temporada y Marcelo cae lesionado. Tiene para meses. Es la gran oportunidad del luso. Sospechosamente encadena una lesión con otra y hasta su mentor parece cansarse del defensa. La guinda al año y medio de estancia en Madrid la acaba de poner llegando con retraso al primer entrenamiento del año tras las vacaciones de Navidad. Y el equipo, sin lateral izquierdo. ¡Manda narices!