La suerte siempre se equilibra

Dijo ayer Miguel Cardenal que "la suerte siempre se equilibra". Y lo dijo en alusión al gol del francés Accambray que eliminó a la Selección de los Juegos en el último segundo de los cuartos. El infortunio se cebó con España en aquella dudosa acción. Igual que se ha ensañado con el Comité Organizador del Mundial desde la concesión del torneo. Juan de Dios Román y su gente han convivido con una crisis económica brutal. Y por si eso fuera poco, dos meses antes han tenido que lidiar con las secuelas del caso del Madrid Arena e inventarse una nueva sede en la Caja Mágica. ¿Puede haber más mala suerte?

Así que sería de justicia que este Mundial saliera bien... Que los aficionados respondieran al reclamo y que los recién bautizados Hispanos tuvieran una brillante actuación. A partir de ahí, si no es mucho pedir, que España ganara su segundo Mundial. Y ya de paso, que la organización quedara grabada en la retina de los miembros del COI para que Madrid sea elegida sede olímpica allá por septiembre. No es la carta a los Reyes Magos. Es la suerte, que se equilibra.