Yo digo Carmen Colino

Iker no va a montar ningún incendio

Carmen Colino
Editora jefe de Eventos Deportivos. En AS desde 1996, de ellos 22 años en la sección del Real Madrid siendo responsable de la misma desde 2006. Dos años en redes sociales y ocho de responsable de Verticales y Actualidad. Vicepresidenta de la Asociación de la Prensa Deportiva de Madrid. Colaboradora de El Chiringuito de Pedrerol, Atresmedia.
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En las últimas 24 horas Casillas ha recibido cientos de mensajes en su móvil dándole ánimos y preguntando: "¿Por qué?". El capitán del Real Madrid intuyó el miércoles pasado que sería suplente ante el Málaga. No se lo dijo a nadie. Lo digirió en silencio y confirmó el sábado en la charla matinal que estaba en lo cierto. Acató la decisión y le deseó suerte a Adán. Hay una excelente relación entre ambos y Casillas le recomendó tranquilidad y concentración.

Es una decisión técnica confesada por el propio Mourinho. No ha habido peleas, como en algún foro se ha llegado a decir, ni ha sido una decisión de última hora. Estaba bien meditada por el entrenador.

Casillas acata la decisión de Mourinho de dejarle en el banquillo, como confesó ayer en el Partido por la Ilusión. No tiene la intención de montar ningún incendio ni crear ningún mal rollo dentro del grupo, ni con el entrenador. Tiene el apoyo de sus compañeros y así se lo expresaron en el vestuario antes y después del partido en La Rosaleda. Algunos no daban crédito a la decisión tomada por Mou. Todavía se lo preguntan y piensan: "¿Seré yo el siguiente?".

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Iker celebrará la Nochebuena y la Navidad en familia y luego se marchará de viaje. El 30 vuelve a entrenarse y no sabe si el 6 de enero ante la Real Sociedad volverá a la titularidad o seguirá en el banquillo. El sábado en La Rosaleda lo pasó fatal, tremendamente mal. No por la suplencia en sí, sino por la derrota, por los 16 puntos de diferencia con el Barcelona, por ver que la Liga ya está perdida en el mes de diciembre.

A Iker nunca le ha gustado polemizar. Por encima de todo está el Real Madrid y defenderá el escudo hasta las últimas consecuencias. A sus 31 años ya nada puede sorprenderle y respetará a Mourinho. Le seguirá diciendo a la cara las cosas que no le gustan, pero acatará cualquier decisión que tome como hicieron antes otros compañeros. Tras regresar de Málaga durmió bien, estuvo encima del Partido por la Ilusión y se rodeó de los suyos. Siempre con la conciencia tranquila.

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