El efecto Di María no bastó...
Cuando Mou dijo que algunos no estaban cómodos jugando la Copa en Vigo, sonó a reproche a Di María, que fue cambiado. Al caerse también del once inicial ayer, era como querer confirmar la sospecha. Y esa particular forma de castigar, pareció que le iba a funcionar porque el argentino cambió la cara al partido. En quince minutos dio dos asistencias geniales, tiró tres slalons espectaculares, mandó un balón a la cruceta y acalló los silbidos que en el descanso despidieron al equipo. Pero fue un efecto gaseosa que alcanzó para media hora. En ese tiempo debió sentenciar el Madrid. No lo hizo y lo pagó.
A Di María se le reprocha no terminar las jugadas y actuar con precipitación. Pero lo cierto es que el genuino Madrid de Mou es así. Un equipo concebido para hacer daño a la contra, eléctrico, sin apenas transición ni toque en el centro del campo. Por eso queda la sensación de que ayer el técnico le regaló cuarenta y cinco minutos al rival, los que calentó banquillo el rosarino. El Madrid de la Liga de los récords de puntos y goles coincidió con el mejor estado de forma de Di María y Marcelo, claves para aprovechar las bandas en esos fulgurantes ataques. La próxima vez que Mou quiera tirarle de las orejas, debería pensar otros castigos.