Un genio anda suelto

El Mago de Öz. Recuerdo bien cuando Florentino fichó al turco-alemán tras el Mundial de Sudáfrica por un precio de chiste: 15 millones de euros. El presidente blanco me comentó: "Ojo con Özil porque en pocos años ganará un Balón de Oro". La fe de Florentino era de tal calibre que le incluyó en su contrato una cláusula por la que el 10 blanco cobrará un millón de euros más el día que consiga ese galardón que hasta la fecha polarizan Messi y Cristiano. Todavía no ha llegado su hora, pero con actuaciones como la de anoche en Zorrilla, Özil se está ganando el respeto de esa exquisita afición del Bernabéu, que valora mucho la magia de este talentazo de sólo 24 años. Un futbolista que, como todos los genios, puede desesperarte con sus Guadianas, pero cuando irrumpe tras frotar su lámpara te dan ganas de atarte al sillón y ver repetidas decenas de veces sus ocurrencias con los párpados sujetos con pinzas, como en la famosa escena de La naranja mecánica. El 2-2, en el último suspiro de un tortuoso primer tiempo, cambió el curso de esta Liga. Entre Benzema, otro geniecillo en sus ratos libres, y Mesut ingeniaron una acción cargada de improvisación, imaginación, inteligencia y plasticidad. Gol del hombre de la noche y a partir de ahí Pucela vio que empezaba otro partido...

'Pizarrazo' de Mou. A partir de ahí entró en escena Mourinho, que fabricó la remontada con unos cambios antológicos que achicaron al equipo del gran Djukic en torno a su heroico portero venezolano. Di María dejó en el banquillo a Nacho (el Madrid empezó con cuatro canteranos y eso es de agradecer), trasladando a Callejón al lateral izquierdo. El de Motril me recuerda cada vez más a Isidro, un meritorio y valiente delantero de los años 80 que jugó en todas las posiciones menos de portero. Después, Mou siguió con su recital de pizarra y alineó a Modric en lugar de Arbeloa, reubicando a Ramos de dos y a Xabi Alonso de central. Sólo quedaban dos defensas natos y ese mensaje acongojó a los blanquivioletas en torno a Dani Hernández. Ramos se convirtió en un Cristiano con acento sevillano y marcó un gol de crack pero, como siempre, el linier decidió anularlo. Como a Benzema en el campo del Betis hace dos semanas. ¡Qué duro es convivir con esa cruda realidad! El Madrid debe sobreponerse a rivales súper enchufados y a ese colectivo arbitral que siempre que pueda va a quitarle puntos y regalárselos al líder de esta Liga manipulada (¿recuerdan cómo beneficiaron al Barça en Pamplona y Sevilla?). Vean la clasificación de Urizar Azpitarte en AS este próximo martes y me entenderán mucho mejor...

Manucho es mucho. El angoleño es amigo de Cristiano y, además, un tormento si le dejas medio metro en el área chica. En dos córners, la auténtica pesadilla del Madrid esta temporada, Manucho dejó en evidencia que en las jugadas de estrategia hay bastante tarea por hacer. No puede ser que cada vez que llega un balón al área del campeón de Liga tiemblen todos hasta convertir la portería de Iker en un pim pam pum. Mal.

Mesut El Vikingo. Los daños quedaron reparados con la obra maestra firmada por Özil con su libre directo. Ese perfil de Özil (¡rima!) es puro delicatessen. Dani Hernández se quedó petrificado. Qué golazo por Dios. Mi amigo Ramourinho, de la Peña La Parra Blanca, botó desde su cama en la que se va recuperando de sus problemillas. Y este triunfo va por don Emilio López Infantes. ¡El Madrid no se rinde!