Roberto le enseñó el camino

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Recuerdo a Marcelo cuando llegó a Madrid. Fue el 14 de noviembre de 2006. Tenía 18 años, con el pelo rapadito, serio, tímido, callado... Repetía y repetía que quería entrenarse con Roberto Carlos y aprender de él. Roberto le abrió sus brazos y las puertas de su casa. Le acogió como a un hijo. Le gastaba bromas, le enseñaba, le regalaba elogios para que ganase en confianza. Marcelo callaba y aprendía. Mucho. Era una esponja, un buen 'estudiante'. Se fijaba en todo lo que hacía su ídolo. Roberto le decía que si lo aprovechaba, esa banda izquierda sería suya. El tiempo le ha dado la razón...
Sólo se salió del camino en una ocasión. También se juntaba con Robinho y no le vino bien. Aquel Robinho estaba pasota, quería irse, no disfrutaba con el fútbol en el Madrid, quería ganar más. Y contagiaba todo lo que tenía a su alrededor. Fue poco tiempo, pero suficiente para que Marcelo bajara su rendimiento. El City compró a Robinho y Marcelo fue listo y dio un volantazo salvador a su carrera. De 2006 hasta aquí ha evolucionado año a año. Tiene confianza en sí mismo, es feliz, es el tercer capitán y tiene la seguridad de que su futuro seguirá ligado al Madrid.



