Un pacificador para la natación
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El baloncesto pasaba por ser el deporte en el que todos los sectores estaban peleados. Nunca supo encontrar un negociador que pusiera a todos de acuerdo, y así se han sucedido los conflictos entre la ACB, la Euroliga, la Federación y el Sindicato de Jugadores. Conflictos que se han llegado a producir de manera interna y levantado gran polémica, como fue el cese de Pepu en la Selección o el levantamiento contra Portela. Pues ahora hay un deporte que gana en líos al baloncesto. Es la natación. Primero fue Mireia Belmonte quien se encontró desasistida, sin club ni entrenador, a su regreso de Londres. Nada menos que una doble subcampeona olímpica buscándose la vida para seguir desarrollando su inmenso talento.
Luego vino el caso de la sincro, que provocó un escándalo social, y cuando aún no se han apagado los rescoldos, aparece Rafa Muñoz llamando rata, y quizá cosas peores, a quien fuera el director técnico. La natación española viene del mejor verano de su historia, con cinco medallas en Londres, y si su precio es esta barahúnda, no merecía la pena. Villanueva, el director técnico en cuestión, fue consecuente con los criterios de exigencia establecidos que han ido apartando del equipo a Muñoz. Ahora ha vuelto en un campeonato menor y aprovecha para disparar a diestro y siniestro. Alguien tiene que venir a pacificar esto. Los resultados demuestran que los planes son buenos; lo que no funciona es la comunicación interna ni el diálogo.




