Respuesta más que tajante
Tras apalizar al eterno rival, reflexionaba Del Nido esta semana en voz alta: "¿Por qué no jugamos así siempre?". Se refería el presidente a la gran imagen que el Sevilla muestra en su estadio y la paupérrima que ofrece lejos de él. Una irregularidad que aborta cualquier misión europea que se proponga el equipo de Míchel. Una inconstancia que viene de lejos y que nadie parece poder solucionar. El Sevilla, cuando juega bien, lo hace tan bien que genera ilusión hasta en los pesimistas genéticos. Por eso desesperan al sevillismo partidos como los de ayer. Nada nuevo (Vigo, Zaragoza, Bilbao...), sólo que ayer había enfrente un señor equipo que ha adelantado por la izquierda al Sevilla y al Valencia. Imparable el Atlético. Respuesta contundente, pues, para Del Nido: el Sevilla no da para más que una media de dos o tres partidos buenos cada dos meses. Con el lastre añadido de que cuando juega bien le cuesta un mundo ganar por su falta de pegada. Dos grandes defectos.
Y otra cosa que pasa a ser ya habitual: los cánticos de un amplio sector del Calderón (¿Qué diría don Vicente?) mofándose de la muerte de Antonio Puerta. Sin reproche alguno del resto de una de las mejores aficiones de España. Ni de Antiviolencia. Tampoco es nuevo, desgraciadamente.