Yo digo Juan Mora

Vergüenza de la Caja Mágica

Juan Mora
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Costó 250 millones de euros, 100 más de lo presupuestado, se construyó bajo la presión de Tiriac, dueño del Masters 1.000 que se juega en Madrid, quien amenazó con llevarse el torneo a otra ciudad si no se construía una instalación con el número suficiente de pistas para jugar simultáneamente un cuadro masculino y otro femenino. A Gallardón, entonces alcalde de Madrid, no le costó esfuerzo ceder a las pretensiones de Tiriac, porque así, de paso, tendría el buque insignia de las instalaciones del Madrid olímpico, como el Palau Sant Jordi lo fue de Barcelona 92. Le encargó la obra a un arquitecto, Dominique Perrault, que será toda la autoridad que se quiera, pero aquí nos dejó una chapuza monumental.

Chapuza de la que fue cómplice el propio Gallardón, pues quien esto escribe le hizo ver en una de las visitas a la instalación que las gradas de las esquinas estaban en ángulo recto, lo que impediría una correcta visibilidad. La solución era tan sencilla como ovalar las esquinas, como se hace en todos los recintos deportivos, y especialmente tenísticos. La observación no fue tenida en cuenta, y tal deficiencia ha servido para catalogar la Caja Mágica como chapuza, porque después vinieron los atascos, la ubicación, las dificultades para echar la cubierta, los fríos interiores, la irregular iluminación... El baloncesto se fue de allí y el balonmano no quiere ir. ¡Qué vergüenza! Otro coliseo inútil ¡Como si no tuviéramos bastante con el estadio de Sevilla!

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